GRACIAS TOTALES por todo Verónica Escobar

La vida a través de la fotografía
La razón por la que quise adentrarme en el tema de La Feria Internacional del Libro es porque lamentablemente nunca había tenido la oportunidad de asistir a éste magno evento que se organiza año con año en la ciudad Guadalajara.
No es que no me guste leer, no es uno de mis pasatiempos favoritos porque me es muy difícil ponerle atención a un libro por más de 15 minutos, a menos que capte mi atención desde el primer instante. Sin embargo ya hacía tiempo que tenía ganas de ir a la Feria Internacional del Libro pero nunca me había dado el tiempo de acudir a dicho evento. Mi objetivo fue fotografiar a las masas unidas por una misma pasión y cultura: la lectura.
Al momento de mi arribada me sentí un poco perdida pues solo veía montón de gente pasar por muchos pasillos y no sabía cómo ni por dónde comenzar, así que decidí relajarme y comencé a analizar el lugar, pasearme de un lugar a otro, observé a la gente y sobre todo su reacción ante la cámara que es una de las cosas que aún no domino al 100%, no sé si se vayan a molestar o sentir incómodos. Sin embargo me empecé a sentir cómoda, en confianza y fue ahí cuando la acción de fotografiar se llevó a cabo.
En un lugar con tanta gente y tantos objetos, se llega al punto de querer fotografiar absolutamente todo, pero me contuve y quise ser un poco más precisa y objetiva. Conforme iba caminando, me asombraba con la cantidad de libros y editoriales existentes en el mundo, todas esas sorpresas son las que registré con la cámara.
El lugar que más me gustó fue la zona de los niños, se escuchan muy bellos pidiéndoles a sus papás que les compren un libro en lugar de un juguete. Sin embargo son las personitas más difíciles para fotografiar, sobre todo por la desconfianza por parte de los padres ante un desconocido con una cámara fotográfica.
Lo único que me decepcionó un poco fue que no había muchos libros ni contenido en la sección del país invitado: Alemania.
Aquí algunas fotos que tomé en el evento:
Los bodegones los podemos entender de múltiples maneras, podemos hacer bodegones de comida, de complementos de moda, de material de oficina. Hemos de tenerlo todo previsto, antes siquiera de desenfundar la cámara, ya que en este tipo de fotografías la improvisación no es una buena aliada.
No es lo mismo un frasco de perfume para el catálogo de un gran almacén que el mismo frasco para la página dos de la revista Vogue. Todo depende de lo que queramos transmitir y de los recursos que tengamos para hacerlo.
Siguiendo una regla un poco general, se puede distinguir entre un par de tipos de bodegón: los sencillos, con iluminación global y un diseño poco elaborado, y los complejos, con un diseño mucho más cuidado y una iluminación múltiple más detallada. Podemos encontrar los primeros en revistas de venta por catálogo, por ejemplo; los segundos, en los anuncios publicitarios de una revista, sin ir más lejos.
Cuestión de iluminación
En iluminación, existen dos tipos de luz: luces duras y luces blandas. La luz dura es una luz intensa, y proyecta fuertes y profundas sombras sobre el bodegón. Puede ser útil para efectos dramáticos o fotografías de objetos a los que les vaya este tipo de luz, pero para retratos o bodegones suele ser un auténtico desastre.
La luz blanda es perfecta para el bodegón, Las sombras no son incómodas y por regla general la toma transmite la sensación de un mayor volumen. La luz blanda apenas produce sombras, consiguiendo tonos suaves y difuminados. Es muy indicada para el retrato y en los bodegones, justo donde queríamos llegar.
Estas luces las encontramos en flashes de cabezal móvil bien difuminados o, en su defecto, reflejados. En este caso, se tiene que apostar por el uso de luz continua difusa o reflejada, ya que rebotar un flash integrado en una compacta digital es un poco difícil.
Una de las mayores ventajas que hay a la hora de hacer bodegones es que se pueden realizar exposiciones largas sin miedo a que se escape el motivo a fotografiar. Por esta razón, se necesita un potente equipo de flashes. Un par de lámparas de oficina son suficientes. Todo depende de la pericia y del ojo fotográfico de cada persona.
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